- Shrinking cities
- Rural areas in decline because of the crisis of traditional/communal activities, such as agriculture, logging, ranching etc.
- Industrial areas in crisis
- Areas abandoned because of natural disasters, wars or the construction of big infrastructures (in connection with research on conflicts)
You can find in this site some examples of abandoned spaces or spaces in crisis, many of them very close to Mas Blanco (text in Spanish):
- Maginot line in Schöneburb, Alsace (France)
- The abandoned palace of Valdecabriel in Teruel (Spain)
- Rural industrial heritage: the Aliaga water mill and the Arcos Salt mines in Teruel
- An abandoned that lived from commoners' cattle raising
La Fortaleza subterránea
La línea Maginot es uno de lo sistemas defensivos más extensos y sofisticados que se construyeron en la Segunda Guerra Mundial . Se trata de una línea intermitente de búnkeres y fortalezas subterráneas ubicadas a lo largo de la frontera francoalemana, desde Suiza hasta Bélgica a lo largo de toda la frontera natural del Rin y la region montañosa de los Vosgos. El objetivo de esta gran obra de ingenieria era repeler cualquier intento de invasion alemana como había ocurrido ya en la Guerra francoprusiana de 1870 y en la Primera Guerra Mundial.
El siguiente reportaje se realizó sobre el fuerte de Schönenburg, uno de los más importantes de la línea Maginot. Se trata de un reportaje, que al contrario de muchos otros no trata sobre un patrimonio que está en peligro de desaparición, sino que ha sido parcialmente recuperado por una asociación, para evitar por lo menos su ruina…¿sera que no está unicado en España la razón por la que se decidió proteger a tiempo?.
Esta Fortaleza se concibió en los años treinta y en su construcción se utilizaron todos los adelantos tecnológicos de la época, especialmente la energía eléctrica. Se trata de una fortificación subterránea de más de dos kilómetros de largo dotada con ocho búnkeres en distintos lugares. Fue diseñada de tal manera que ninguna arma conocida en la época como obuses de gran calibre, bombas de gas o bombardeos aéreos pudiesen afectar su estructura o a sus ocupantes. El proyecto empezó a ponerse en marcha ya en 1928, apenas 10 años después de terminada la Primera Guerra Mundial, y en el caso de esta Fortaleza se alargó hasta 1936, más de ocho años para construir una obra de ingenieria completamente novedosa y que conllevaba importantes desafíos como la excavación de las galerías, la construcción de la central eléctrica y la planificación de la defense, ya que se supone que el objetivo principal era impedir cualquier incursión enemiga sobre suelo francés.
Plano de la fortificación con la localización de sus ocho búnkeres.
La razón de construir una Fortaleza subterránea tan extensa fue el desea de separar lo máximo posible la red de búnkeres del área de servicios (cocinas, hospital, central eléctrica y entradas) para que ésta no pudiese resultar afectada en caso de ataque. La Fortaleza se concibió como una miniciudad completamente autosuficiente, con sus propios depósitos de agua y su central eléctrica, hospital, talleres de reparación de maquinaria y de municiones etc.
Galería central de la fortaleza, de casi más de un kilómetro de largo.
La Fortaleza poseía dos torretas para artillería, dos más para armas de mortero y una de ametralladoras, dos casamatas con piezas anticarro y dos entradas secretas diferentes: una para personal y otra para municiones. Las galerías que conectaban estos elementos estaban a una profundidad de entre 20 y 30 metros y en caso de que el enemigo pudiera tomar una de las torretas, en las mismas galerías había diversas puertas blindadas con el fin de impedir el paso ante cualquier incursion. Además la galería principal disponía de un pequeño tren eléctrico con el fin de transporter fácilmente munición de gran calibre y víveres. En el centro de la galería principal se situaba el puesto de control dividido en tres comandancias: Fortaleza, artillería e infantería. Aquí se situaba el puesto de comunicaciones y se coordinaba toda la Fortaleza, especialmente los diferentes puestos de observación y los búnkeres de artillería.
Esta gran instalación militar staba preparada para alojar entre soldados, oficiales y personal de mantenimiento y servicios como cocineros, medicos, mecánicos etc a 630 personas. Las condiciones de vida es fácil imaginar que eran bastante duras. Las 24 horas del día viviendo bajo tierra, sin ver la luz del sol, con una temperatura constante bastante baja (en torno a 7 grados), mucha humedad, mala ventilación, escasez de alimentos frescos y muy poco espacio donde comer o descansar (la tropa tenía que comer en la propia galería principal al no existir un comedor grande).
La cocina eléctrica estaba dotada con tres gigantes ollas donde se cocinaba para todo el regimiento, así como un horno, cámara refrigeradora, bodega y despensa.
En tiempos de Guerra la centra eléctrica funcionaba con cuatro grupos electrógenos de 160 CV, sin tener que depender de suministro exterior, todo un avance para la época.
Centro de comunicaciones con todos los búnkeres y con el exterior.
Sin embargo tanta planificación no sirvió de demasiado, ya que esta Fortaleza no pudo cumplir su rol de detener un virtual ataque. La invasion alemana de Francia se realizó por varios puntos, pero no desde la frontera del Rin, sino sobre todo desde Bélgica. En mayo de 1940 comienza la invasion de Bélgica, Holanda y Luxemburgo y durante todo el mes de junio de 1940 la Fortaleza es intensamente bombardeada por la artillería alemana, incluyendo el mítico canon “Gran Bertha”. Pese a que estos ataques no consiguen destruir ni dañar seriamente la Fortaleza, el ejército alemán pasa de largo y consigue entrar en París a finales de mes. Tras ello, una orden es enviada al alto mando de la Fortaleza y de la línea Maginot ordenando su rendición, con lo que las fuerzas alemanas pudieron tomar pacíficamente una Fortaleza que había sido inexpugnable.
Tras ello, la fortaleza y toda Alsacia fueron liberadas a comienzos de 1945. Años después, ya en los 60, esta interesante fortificación fue completamente abandonada y empezó a ser saqueada, hasta que la buena voluntad de unos cuantos ciudadanos consiguió en primer lugar que el ejército cediera estas instalaciones a una sociedad de protección del patrimonio y en segundo lugar, que poco a poco comenzase a ser restaurada. Hoy en día queda aún mucho que hacer en esta importante muestra de patrimonio que no es bien recordado por los franceses. Sin embargo lo más importante que es impedir que éste se pierda se ha conseguido. Una enhorabuena desde aquí.
El palacio de Valdecabriel
El
palacio perdido se encuentra en un amplio valle entre boscosas
montañas donde se pueden ver cabras montesas, ciervos y corzos. Se
trata de un valle salpicado de masías, campos de cereales y corrales
con reses bravas. Todo este valle perteneció a una de las más
importantes familias de la nobleza española desde la edad media. En el
centro del mismo valle, en un pequeño cerro desde el que se puede
divisar una distancia de varios kilómetros y vigilar así quién entra y
quien sale, se erige el palacio perdido.
En
este palacio vivía una familia de antiguo linaje, que era propietaria
de todo el valle y de muchas otras tierras, junto con su servicio
formando una pequeña corte, como si de un antiguo reino perdido en las
montañas se tratara. Los fundamentos de la "Casa Grande" son medievales
aunque ésta fue completamente renovada en el siglo XIX. Pese a su
aislamiento, en esta pequeña colonia no faltaba de nada: corrales de
todo tipo de ganado, herrería, lavadero, capilla, huertos e incluso
modernas salas de baño alicatadas en mármol, todo un lujo para la época.
Una
vez más se puede observar que el tiempo no pasa en balde para esta
casona pese a su sólida construcción. En las fotos se observa el
contraste entre la situación actual y cuando estaba en su época de
máximo esplendor a principios del siglo XX. El tejadillo de madera de la
entrada y el muro de separación del jardín han desaparecido
completamente. En el tejado hoy en día empieza a derrumbarse poco a poco
y la mayor parte de los corrales ya están arruinados.
En
todo el valle se cosechaba trigo en abundancia gracias a la humedad y
riqueza de sus suelos. El problema venía a la hora de comercializarlo.
La dificultad y precariedad de las comunicaciones hasta hace muy pocos
años a grandes centros urbanos como Valencia encarecía enormemente su
precio. Por esta razón el propietario de estas tierras se quejaba de
que antes llegaba un barco de Ucrania a Valencia cargado de grano que
un carro desde este valle a la misma ciudad.
Una
vez el propietario que construyó esta casa solariega a finales del
siglo XIX murió, los hijos parece ser que no quisieron seguir
manteniendo la propiedad. Por ello antes de la guerra civil todo el
mayorazgo fue dividido en lotes y vendido a particulares. Así empezó la
decadencia lenta pero inexorable del palacio.Prácticamente todo el
mobiliario del palacio fue vendido o quizás utilizado como leña en los
duros tiempos de la posguerra. Sin embargo aún hoy quedan elementos
interesantes como un confesionario privado, lámparas de araña, útiles de
cocina etc.
Hoy
en día en todo el valle el único ruido que se puede escuchar es el
mugir de alguna vaca y de vez en cuando en la lejanía, el de alguna
cosechadora o tractor que trabaja en los campos que aún hoy en día
quedan activos. El centro del valle donde se erige el palacio perdido
está completamente abandonado. Sus últimos propietarios no se
preocuparon ni de llevarse sus vehículos. Hoy en día quedan dos
matriculados a principios de los años 70 completamente abandonados y
semienterrados entre la pinocha, pero aún bien aparcados y encarados al
camino de acceso, como esperando a que su propietario se los lleve...
El molino Alto de Aliaga
Entrada principal al molino
Esta
es seguramente una de las visitas más interesantes de las realizadas
hasta, tanto por el valor del patrimonio descubierto como porque todo lo que reflejan estas fotografías son testimonio del pasado. Entrar en el Molino Alto es como
realizar un viaje en el tiempo a la época de la dura posguerra, ya que
tanto la maquinaria como el mobiliario, enseres y documentación datan
como mínimo de esa época. Lástima que todo este conjunto fuese transformado en un hotel rural que guarda muy poca relación con lo que fue.
Vista trasera del edificio
La
historia de este molino se remonta muy atrás en el tiempo. Parece
ser que se trata de un molino de origen medieval ya documentado en el
siglo XIII. El canal de entrada y la balsa construidos con grandes
sillares dan una pista de la antigüedad de la edificación, así como los
rodetes. Aquí vamos a explicar brevemente la historia de esta joya de
nuestro patrimonio, hasta hoy olvidado.
Vista del molino antes de su transformación y del bello paraje donde se asienta.
Se
trata de un molino harinero y fábrica de harinas y piensos que recoge
las aguas de un azud situado a casi dos km río arriba. Desde el azud
parte una acequia, hoy en parte arruinada, que transportaba las
aguas hasta una balsa de piedra situada a espaldas del molino. Desde
allí tradicionalmente un salto de agua movía la muela que se empleaba
para la fabricación de harinas, tras lo cual el agua volvía al río a
través de un canal que aún hoy en día es bien visible. Así es como
funcionaba el molino hasta finales del siglo XIX. EN 1887 el molino pasó
a ser propiedad de la familia Gómez. G. Gómez viendo a principios del
siglo XX que la maquinaria se estaba quedando rápidamente obsoleta,
decidió realizar una gran inversión para convertir aquel molino medieval
en una moderna fábrica de harinas. Superando mil dificultades de la
época, desde conseguir un crédito hasta seleccionar, transportar y
montar la maquinaria, en 1927 comenzó a funcionar una de las fábricas de
harinas más importantes de la provincia, con tres plantas con
maquinaria de molienda de la empresa Bühler de Suiza y un complejo
sistema de canalizaciones de grano y poleas construido con madera de
pino de Oregón y escandinavo.
Era
una época en la que había que agudizar el ingenio, y entre otras cosas
había que pensar cómo mover toda aquella maquinaria. El molinero dio
con la solución tras una visita a Valencia en los años 20. Allí compró
en el puerto un motor diesel de barco de dos tiempos que tardó 15 días
en traer hasta el nuevo molino. De esta manera siguió utilizando el
antiguo molino con su tolva para fabricar piensos y el nuevo motor para
la fábrica de harinas.
Sin
embargo este molino tan solo llegó a funcionar 27 años. G. Gómez era
un destacado militante socialista en su pueblo y cuando estalló la
guerra su molino se utilizó para aprovisionar de harina al ejército
republicano e incluso llegó a construir otra fábrica de harinas en una
población cercana más a la retaguardia. Durante la contienda el
molinero juró “no dar nunca harina a Franco”. Sin embargo, tras el
desenlace de la guerra civil el molino fue ocupado por la guardia civil
y el molinero fue arrestado, interrogado, torturado y condenado a 10 años
de prisión. Durante los duros años de la posguerra en el valle
abundaban las guerrillas del maquis que se aprovisionaban de las masías
cercanas y del propio molino. Cada día, la guardia civil acudía a
registrar el molino en busca de armas y a hacer prácticas de tiro en
las cercanías. La guerrilla maquis estuvo activa en la zona hasta 1953,
fecha a partir de la cual el molino empezó a funcionar de nuevo con
normalidad hasta su cierre en 1987. En 2011 se descubrió en un
escondrijo de este molino varias armas de la guerra civil así como
dinamita robada de unas cercanas minas, con el fin de armar al maquis.
Las
condiciones de vida en cualquier molino no eran fáciles, tampoco en el
molino Alto. A pocos metros de la entrada se levanta un muro de piedra
que tenía como función proteger la entrada principal de las ventiscas
de nieve. Uno de los principales problemas que sufrían sus habitantes
era el frío y la humedad. El molino no disponía de calefacción y uno de
sus habitantes todavía hoy recuerda que el frío era tal que “se
congelaba el agua de la cocina”. Otro de los principales problemas era
el aislamiento. Durante muchos años, al igual que las masías de los
alrededores, este molino era casi autosuficiente, apenas bajaban al
pueblo para comprar un poco de ropa o enseres para la casa. La finca
donde se encuentra el molino disponía de pastos para ganado, huerta,
campos de secano y corrales. El propio mantenimiento de la maquinaria
del molino obligó a instalar un aserradero y una pequeña herrería para
reparar piezas dañadas.
Primera sala de máquinas y aserradero, donde se ubica el árbol que conectado a la turbina pone en marcha toda la maquinaria.
Antigua tolva del molino de origen medieval
Uno de los numerosos talleres con todo tipo de herramientas para reparar la maquinaria del molino
El motor diesel de barco que generaba la energía necesaria para mover toda la maquinaria
Vistas
de la maquinaria de molienda y refinado de la harina. Como todo el resto del interior, desapareció tras un misterioso incendio ocurrido en 2011.
Garaje y taller principal del molino con una antigua tolva y más herramientas.
Restos de una motocicleta con matrícula de San Sebastían de las primeras décadas del siglo XX.
Un último descubrimiento inesperado: un Renault 4L de los años 70 en el garaje del molino
Las Salinas Olvidadas
Las
salinas olvidadas comenzaron su explotación ya en la edad media. Los
suelos abundantes en arcillas yesíferas del Keuper ha permitido durante
siglos explotar lo que hasta hace poco era uno de los minerales más
lucrativos: la sal. La sal es y ha sido esencial en la vida de los
pueblos de montaña para el consumo humano, la conservación de alimentos y
la ganadería.
Sin
embargo con la industrialización, la mejora de las comunicaciones y la
reducción de los costes de transporte la explotación de estas sales
mediante evaporación dejó de ser rentable. Estas salinas funcionaban a
partir de la extracción de agua salobre de un pozo que hoy está en
ruinas (ver foto) y su distribución en un sistema de balsas de
evaporación comunicadas entre sí por canales de madera.
Además
de varios antiguos corrales y de un casón señorial que era propiedad
de la familia que regentaba la mina, aún hoy en día se pueden
contemplar las ocho piletas o balsas donde se dejaba el agua salobre
evaporar.
Las
minas contaban incluso con una ermita propia, lo cual no es muy usual
en este tipo de industria. Hoy en día la mayor parte de los edificios
se encuentran en ruinas, con sus techumbres hundidas, aunque aún es
posible ver toda la maquinaria y la noria que se utilizaba para extraer
el agua salobre.
Esta
es una muestra más de patrimonio industrial que queda hoy en día en
estado de completo abandono. Toda la mina es hoy en día propiedad
privada, y a juzgar por el estado de este importante patrimonio, si no comienza pronto algún proyecto de rehabilitación urgente, será en pocos años un conjunto de ruinas.
La aldea abandonada
La
aldea de Casillas se encuentra en un lugar paradisíaco. Rodeado de
bosques de pinar rojo y de sabinares junto a una pequeña rambla casi
siempre seca, el único signo de vida que en la actualidad aún es posible
encontrar es una granja de vacuno a unos 500 metros del mismo.
El
pueblo de Casillas fue abandonado hace aproximadamente 30 años, hoy en
día para llegar solo es posible hacerlo mediante un vehículo todo
terreno o andando unos cuantos km desde la carretera más próxima. Es uno
de esos pueblos que hoy en día ya no existen en los mapas. Por eso
mostramos estas fotografías para conservar su memoria. En esta aldea
hubo en sus mejores tiempos nueve familias viviendo con bastantes
penurias, ya que nunca llegó a tener electricidad y el agua la recogían
de un manantial junto a la rambla. Estas familias vivían básicamente
de la ganadería, pero en unas condiciones de casi total aislamiento por
lo menos durante la temporada invernal por su difícil acceso.
Al
contrario que en muchos otros pueblos, la razón de su abandono no fue
solamente las difíciles condiciones de vida o la crisis de la
agricultura o la ganadería. Lo que provocó su lenta decadencia fueron
las políticas de repoblación forestal, a partir de las cuales se
prohibió el pastoreo de cabras y ovejas, principal recurso de los
habitantes de C..., en los montes circundantes. Entre la documentación
que aun queda en la casa del alcalde de pedanía se pueden encontrar
tiradas por el suelo unas cuantas multas impuestas a habitantes de esta
aldea por pastorear en fincas del Estado. Junto a esto,la falta de
infraestructura eléctrica fue otro factor determinante para su
abandono. Pese a que el alcalde durante bastantes años reclamó a las
autoridades la construcción de un tendido eléctrico, ésta nunca llegó,
con lo que sus habitantes acabaron emigrando a Catalunya o a Francia.
Hoy
en día esta aldea va arruinándose poco a poco. La capilla que tenía
está completamente en ruinas, y dos de sus nueve casas también. Solo
otras dos de las nueve casas se encuentran aún en pie y con sus puertas y
ventanas cerradas, quizás sean de los descendientes de los últimos
habitantes que de momento prefieren mantenerse alejados de estos pagos
tan solitarios. En efecto cuando cae la noche el único sonido que se
oye es el de algún cencerro lejano y el del viento cuando agita las
ramas de sabinar....